[ 18 / 04 / 2023 ]

    Llevo varios intentos en los que no consigo escribir sobre lo que siento últimamente. Por algún motivo, no logro explicarme bien y abandono al no encontrar palabras adecuadas, y me da tanta rabia. Es como si todos estos sentimientos quisieran quedarse dentro de , atorados e incrustados en mi pecho, y consiguieran cambiar su forma cada vez que busco alguna palabra para ellos.

    Quizá es mejor así. Quizá ahí está su magia. En la incapacidad que tengo de disminuirlos a palabras -o en la imposibilidad del lenguaje de poder contener todo lo que son-. Quizá su fuerza está en que no puedo hablar de ellos, en que siento tantas cosas últimamente, que me invaden al completo y anulan cualquier tipo de razón. Como si fueran algo transcendental. Y aún así también soy consciente de que son, simplemente sentimientos -qué gracioso emplear esta expresión aquí, no creo que nada de lo que sentimos es simple ni mucho menos. Sentir es de todo menos simple-

    Me gusta refugiarme en el razonamiento de que alguien ya se sintió así antes. Alguien previo a mi intentó expresar por medio del lenguaje todo esto que a mí se me queda a medio camino en la garganta sin llegar a atragantarme. Alguien, quizá, incluso consiguió expresarlo con las palabras adecuadas. Pero yo, por el momento, me quedaré con la duda de no saber cómo llamarlos. Neil Gaiman escribió una vez:

     "Los gatos no tenemos nombre. Vosotros, las personas, tenéis nombres porque no sabéis quiénes sois. Nosotros sabemos quiénes somos, por eso no necesitamos nombres." 

    Y cada vez que pienso sobre esta frase sonrío. Las palabras, los nombres, tienen en su naturaleza la intención de existir para evitar olvidar lo que es nombrado y, al mismo tiempo, la intención de comprimir lo que se nombra. Cuando algo logra ser descrito, tiene un significado concreto, se le hace un espacio en el mundo con unos límites determinados. Quizá ahí está lo bonito de no saber nombrar determinadas cosas, determinados sentimientos, determinadas personas.

    Conozco como me siento hacia ti, pero intentar ponerlo sobre palabras simplemente limitaría lo que verdaderamente siento. Sería como restarle importancia. Es por eso que me mantendré en estos intentos fallidos de explicarme. Al menos por un tiempo. En cierta forma, así me hacen sentir más cerca del infinito.